Los médicos tenemos una serie de responsabilidades ante nuestros pacientes: comprensión, capacidad de escuchar y dialogar, incluso negociar las mejores alternativas terapéuticas para cado caso concreto. No debemos tratar enfermedades sino tratar personas enfermas.
Pero una de las responsabilidades más importantes y más olvidadas, es la de ofrecer una información correcta. La libertad del paciente para realizar un tratamiento u otro radica en una información correcta facilitada por su médico. Los famosísimos consentimientos informados, demasiadas veces se reducen a exculparnos de responsabilidades si algo va mal con la técnica complementaria o el tratamiento propuesto. Si un paciente dispone de toda la información y, ésta es de calidad, tendrá la verdadera libertad de decidir. No hay libertad sin información veraz.
El médico es un mero transmisor de la información: la recoge de las distintas revistas científicas y las expone al paciente. Pero ¿la mayoría de los médicos tienen la preparación adecuada como para saber escoger entre los cientos de miles de estudios, aquellos que son realmente significativos?.
¿Cómo podemos obtener una información veraz?.
Demasiadas veces te encuentras con decenas de artículos científicos que tratan de un mismo tema y, sin embargo, sacan conclusiones diferentes e, incluso, contradictorias. Demasiadas veces se hacen estadísticas a la carta, ensayos clínicos mal planificados, para intentar demostrar las bondades (o maldades) de determinado producto o procedimiento y, demasiadas veces, detrás de esto sólo hay una mercadotecnia para ganar más dinero. Hay demasiados ejemplos de estudios mal diseñados que han llegado a ser “inatacables”. Desde las supuestas maldades del aceite de oliva a las supuestas bondades del tratamiento hormonal sustitutivo. Un mal estudio, a base de ser repetido y citado en cientos de artículos posteriores, se torna dogma de fe.
Puede ser extremadamente difícil descifrar si un determinado estudio científico está hecho correctamente o no. Se necesita una preparación científica importante: estadística, epidemiología, aprendizaje de ensayos clínicos controlados, bases de datos, búsquedas bibliográficas acertadas, correcto manejo de hojas de cálculo y, por supuesto, conocimiento profundo del tema del que se trate.
Es nuestra responsabilidad, no sólo estudiarnos el Harrison de pe a pa, sino sobre todo tener una capacidad crítica, que sólo lo puede dar una formación científica sólida. Así no nos podrán vender lo invendible.
Esto se aplica a cualquier método curativo, sea medicina científica o alternativa. Ya no vale decir que la ciencia, la demostración de las cosas, no va conmigo...yo no creo en la evidencia sino en la fe. Si fulanito dice que esto sirve, yo le hago caso.
Las teorías son muy bonitas, incluso hay teorías muy bien construídas que tienen toda la apariencia de ser correctas. Sin embargo, demasiadas veces, las más hermosas teorías se han caído cuando se han hecho los estudios adecuados y se ha demostrado que no eran certeras. Hay teorías que son indemostrables y siguen siendo teorías (la teoría de la relatividad o la teoría de la evolución son las más famosas). Pero otras muchas sí son factibles de demostrar.
¿Porqué es importante demostrar una teoría?
Lo voy a intentar explicar con un ejemplo. Si un médico tiene la teoría de que la terapia X cura la enfermedad supuestamente incurable Y pero, se queda en la simple teoría, va a conseguir que algunas decenas o centenas de enfermos se beneficien de su hallazgo pero, al no demostrarlo, la comunidad médica internacional no lo pone en práctica y, millones de pacientes en todo el mundo, se quedan sin los beneficios del descubrimiento. Una teoría acertada, pero no demostrada, mejora a decenas pero no beneficia a millones.
No hay más que visitar un rato internet y nos daremos cuenta de las miles de teorías que hay con sus respectivos tratamientos milagrosos, que no tienen el más mínimo rigor científico. La mayoría de estas teorías son pura y llanamente una estafa pero, posiblemente, algunas de ellas sean ideas brillantes que nos estamos perdiendo.
Demos a nuestros pacientes información bien tamizada con nuestro rigor y conocimiento. La salud ganará en libertad.
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Hace 4 años
2 comentarios:
Gracias Juan. Por esto y opor tantas cosas de las q,quizás,no eres del todo consciente.
Es un honor q un médico joven e inexperto como yo pueda leerte cada pocos días y sacar tan jugosa y útil información.
Gracias!!
Muchas gracias Alberich. Siempre me he sentido muy bien recibido por ti. Sabes recibir los demás. Tienes ese don, no sé si eres consciente de ello. Tu abrazo de oso no es más que la manifestación de ese saber recibir. Y ¿cuando somos más generosos, cuando damos o cuando sabemos recibir al otro tal cual es?.
Un abrazo, a tí sí, de oso.
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