viernes, 20 de febrero de 2009

Prótesis de rodilla

La rodilla es la articulación de la extremidad inferior compuesta por los huesos fémur, tibia peroné. Para permitir una adecuada movilidad la superficie articular está recubierta por cartílago. Hay muchas cositas más, ligamentos, meniscos y otras chorradas diferentes que cada una tienen su función.

Hay enfermedades que estropean hasta tal punto la articulación, que deja de ser apta para su cometido provocando menoscabo funcional y dolor. Pero no se preocupe, para eso están las prótesis, que son reproducciones de la región terminal del fémur y la tibia, de diferentes materiales, que se colocan en el lugar de la articulación. Las prótesis mamarias nada tienen que ver con éstas.

Indicaciones
La colocación de una prótesis está indicada cuando la articulación está tan destruida que, el dolor y la impotencia funcional del paciente, le impiden caminar o debe hacer grandes esfuerzos y otros tratamientos conservadores no lo consiguen mejorar.

La artrosis es la causa más frecuente de destrucción articular que obliga a poner una prótesis.

Las artritis, sea cual sea su origen, también puede llegar a necesitar en algún momento la intervención quirúrgica.

Los traumatismos repetidos sobre la articulación también pueden producir el daño.

Antes de llegar al quirófano siempre hay que intentar otros tratamientos.....”para operar siempre hay tiempo”. Los antiinflamatorios, fisioterapia, ejercicios de potenciación de la musculatura, infiltraciones en fases de dolor agudo, así como mantener un peso corporal adecuado, son medidas que siempre hay que intentar antes de recurrir al cirujano.

¿En que consiste la intervención?
Es una intervención que dura aproximadamente una hora. Se suele hacer con anestesia epidural (no se le duerme entero, sólo le atontan algo más de lo habitual). A veces se emplea anestesia general (con Isabel Pantoja no utilizaron ninguna de estas técnicas, emplearon algo mucho más sofisticado: la “anastasia”).

Tras ser convenientemente “anastasiado” y atontado, se cortan los extremos de los tres huesos de la rodilla y se sustituyen por el material escogido.

Al cortar los huesos, se suele sangrar mucho y por eso, en muchas ocasiones, tras la intervención quirúrgica es necesario poner transfusiones.

Durante unos días le dejarán puestos unos tubitos para que los restos de sangre que hayan quedado se puedan drenar.

Riesgos
Los riesgos hoy en día son escasos.
La anestesia puede ser origen de complicaciones, pero hay una especialidad que se aprende a lo largo de muchos años, que es la Anestesiología, compuesta por médicos expertos que antes de la intervención quirúrgica le verán y estudiarán para minimizar los riesgos.

Las complicaciones debidas a la propia intervención son principalmente:
· Hemorragia de la herida.
· La producción de trombosis en la extremidad intervenida. Para disminuir este riesgo, la movilización procoz de la rodilla operada es fundamental, así como un vendaje de compresión y una inyecciones de heparina.
· Infección, ya sea de la propia prótesis o neumonías. Pero no se debe de agobiar, que los quirófanos son muy limpios y los traumatólogos también. Todos vienen duchaditos de casa y después se lavan las manos, muy bien lavadas y se ponen guantes preciosos.
· Rara vez se producen movilizaciones de la prótesis o rotura de la misma.

Después de la intervención
Tras la intervención se enseñan ejercicios destinados a mejorar la movilidad y la fuerza muscular. Hay veces que se ha quedado tan bien que no se precisan y con caminar es suficiente. Finalmente podrá comenzar a caminar y podrá llevar una vida normal (sin excesos) y sin dolor.

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