Engordar o adelgazar depende de tres factores: las calorías que ingerimos, las calorías que gastamos y el líquido que retenemos.
Calorías que se ingieren
Las calorías que ingerimos en la alimentación es el factor más importante. Si se consumen productos hipercalóricos, con muy escaso volumen obtenemos la cantidad de calorías que gastamos y, sin embargo, nos parecerá que apenas hemos comido.
En las calorías que ingerimos entra de lleno el autoengaño. La mayoría de obesos creen que comen mucho menos de lo que realmente comen. Se dice que el mejor medio de perder peso es preguntando a un obeso por lo que come y comer exactamente lo que “dice” que come.
Las calorías que gastamos
Dependen, en buena parte, del ejercicio que hagamos. Pero no sólo del ejercicio, sino también de nuestros genes.
En la lucha por la supervivencia, aquellas personas más eficientes en el consumo de calorías, han sido las que han tenido más probabilidades de sobrevivir en un entorno hostil con escasos alimentos. Estas personas consiguen hacer las mismas cosas que otras con un gasto energético menor (es como un coche que gaste más o menos gasolina para hacer los mismos Kms). Con poco alimento sobreviven mejor que los que necesitan gastar mucha energía en hacer las mismas cosas.
Pero esto es fantástico en un entorno hostil, con escasos alimentos. Sin embargo, como sucede en la actualidad, si los alimentos abundan, se tendrá más propensión a engordar.
En diversos estudios se han comparado a personas con facilidad para engordar con otras con facilidad para estar delgadas y se ha encontrado que los movimientos de los primeros son mucho más pausados que los de los segundos. Tienden a sentarse más fácilmente y a realizar menos ejercicio "inútil". Andan más despacio y moviendo menos los brazos y otras partes del cuerpo (con lo que gastan menos al andar). Existían otras diferencias más en cuanto a gestos y movimientos que no recuerdo bien, pero que en suma conseguían un uso más eficiente de la energía y gastaban menos calorías para hacer las mismas cosas. Todo esto está determinado genéticamente.
Otra cuestión muy importante es el factor "termo". Gastamos una cantidad de energía para el mantenimiento de nuestra temperatura corporal. Si se está obeso, la gran cantidad de grasa, hace que se aísle térmicamente el cuerpo y la pérdida de energía es menor, por lo que hay que gastar menos calorías en mantener los 36º de temperatura de nuestro organismo. Por eso, cuanto más gordo se está, con muy poco que se coma es suficiente para mantener el peso. Por el contrario, en personas muy delgadas, al no tener grasa, no existe aislamiento térmico (el termo es de muy mala calidad) y necesitan consumir muchas calorías para el mantenimiento de la temperatura corporal. Por eso estas personas se hinchan de comer y no engordan. Hay un dicho, que es totalmente cierto: es más fácil hacer adelgazar a un obeso que hacer engordar a un delgado.
Se conocen algunos genes implicados, pero no todos, que consiguen un uso eficiente de la energía. Pero sí se sabe que existen.
Estos genes no pueden servir como excusa para engordar hasta el infinito. El que los tenga, no se puede amparar en ello y echar toda la culpa de sus Kilos a los genes, porque también existe la voluntad para que, en el caso de tenerlos, comer menos y mejor y hacer más ejercicio.
Acúmulo de líquidos
Cuando se acumulan más líquidos de la cuenta, siempre se debe a una enfermedad, excepto en el embarazo. Puede ser un trastorno hormonal, alérgico, una enfermedad cardiológica, renal o hepática. Pero es fácil saber si se acumulan líquidos porque, con una exploración simple, se averigua.
¿Cómo adelgazar?
Sin duda, con sufrimiento.
Hay que ingerir menos calorías de las que se gastan. Así de simple. Si se ingresan pocas calorías y se gastan aún menos, engordaremos.
No vale comparase con la vecina hiper delgada que come como un camionero. No sirve de nada, porque la vecina puede hacer mucho más ejercicio que nosotros o simplemente tener unos genes más propicios.
Tampoco vale el autoengaño: si acumulas grasa no te quepa duda que has comido más calorías que las que has gastado.
Tampoco vale la resignación ante unos malditos genes ahorradores. Los genes no son determinantes absolutos de la obesidad sino que sólo provocan una facilidad mayor para engordar. Depende de tu voluntad estar delgado a pesar de tener genes desfavorables.
Con respecto a la dieta, es importante que sea regular, que no te hinches en un momento y dejes de comer durante muchas horas. La alimentación sana consiste en comer de todo, sin excesos y regularmente. Un buen desayuno es fundamental y lo ideal es hacer cinco comidas al día: desayuno fuerte, tentempié a media mañana, como una fruta, almuerzo medio fuerte, sobre todo a base de legumbres, merienda suave y cena muy suave (ensaladas, frutas).
Con respecto al ejercicio, éste debe ser aeróbico y progresivo. Sin prisas pero sin pausas.
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